miércoles, 30 de diciembre de 2009

Spartans, prepare for glory!!

Por fin!! Después de varios meses de verlo a medias, después de muchas muchas horas de trabajo y alguna dioptría extra, por fin he terminado la miniatura. Se trata de una figura escala 28mm de un guerrero espartano de la novela gráfica de Frank Miller, modelado completamente en arcilla polimérica (Fimo). Tarde o temprano me pondré a pintarlo (antes terminaré la lanza, que es algo que he dejado pendiente), pero de momento aquí lo dejo, que tengo ganas de ponerme con otros proyectos.





lunes, 14 de diciembre de 2009

Iguana

Después de mucho tiempo sin modelar por fin terminé un regalo que quería hacerle a una amiga que anteriormente me había hecho un fantástico regalo a mi. Se trata de un imán, realizado complemente en arcilla polimérica y pintado posteriormente con pintura acrílica.

sábado, 1 de agosto de 2009

Un gran maestro

Ya se acabó. Hoy ha sido el último día del curso que he estado haciendo este último mes. Han sido cuatro semanas agotadoras entre el trabajo, las intensas clases y los propios asuntos personales. Pero ahora que ya se ha terminado me apena terriblemente.

Nuestro profesor de modelaje, nuestro mentor, ha sido Juan Navarro. Como siempre digo, para mi un artista debe demostrar como persona estar a la altura de su obra para que despierte mi admiración. Y en este curso me he encontrado con un pedazo de escultor, que además me ha demostrado con su humildad, su cercanía, su generosidad, su incansable paciencia y su esfuerzo por transmitir su pasión, que además es una persona como la copa de un pino.

Desgraciadamente con 48 horas de clases no hemos cubierto ni una ínfima parte del vasto campo de la escultura de miniaturas, pero sí que Juan ha conseguido darnos unas bases lo suficientemente sólidas como para que podamos seguir nuestro propio camino por este mundillo. No creo que él lea nunca esto, pero aun así me quito el sombrero y le digo: Gracias, maestro.


P.S.- Cuelgo un par de fotos de algunas de las pruebas que he ido haciendo durante el curso. Son de miniaturas a escala 54mm. Espero a partir de ahora poco a poco ir haciendo ya algo completo por mi cuenta.

Prácticas con torsos
Prácticando torsos y brazos


Levantando la economía... :-P
Mi primera cabeza (sin terminar)

miércoles, 15 de julio de 2009

El tiempo es oro

Últimamente ando muy desconectado de todo, pero no es una ausencia deliberada o voluntaria. Es una simple cuestión de falta de tiempo. Estas últimas semanas, entre otras cosas, ando liado con un curso de modelaje en arcilla polimérica. Cuando salgo del trabajo voy corriendo como alma que lleva el diablo para llegar a tiempo a las clases, y no vuelvo a casa hasta la noche.

Como llega un punto que no puedes arañarle más horas al sueño nocturno para no desfallecer a medida que avanza la semana, pues te encuentras con que el día es demasiado corto. Demasiadas cosas para hacer, demasiadas cosas por aprender, por practicar. La cola de espera es larga, y día a día se incorporan nuevas ideas, nuevos proyectos, la mayoría de los cuales no verán la luz por no llegar jamás su turno. El tiempo es oro, dicen. Y una mierda. Más bien el oro es tiempo. Anda que no me darían de si esas 9 horas que no tendría que perder en el trabajo.

En fin, que me voy por las ramas, como siempre. Volviendo a lo del curso, la verdad es que me ha abierto los ojos a la inmensa complejidad que envuelve este arte. Ahora veo con una frustrante claridad que lo poco que había modelado hasta ahora es poco más que una pelota de arcilla con patas. La pena es que en el mes que durará el curso no podremos dar ni una ínfima parte de todo lo que tendríamos que aprender para modelar algo digno de mención. Todo será cuestión de, después del curso, dedicarle horas, horas y más horas a fracasar una y otra vez hasta obtener algo potable. Anda, que curioso, tiempo. Justo lo que no tengo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Modelando...

No hace mucho descubrí una faceta de la arcilla polimérica que me fascina: el modelaje. Supongo que es el hecho de partir de una masa informe de arcilla que, modelándola poco a poco, hora tras hora, da forma a una idea que empieza en tu mente y acaba siendo plasmada en un volumen y una masa físicas, tangibles. Dar forma a los sueños y los pensamientos. Bueno, esa es la idea, otra cosa sea la calidad del resultado final.

De hecho acabo de empezar aunque, a pesar de apenas haber esculpido sólo un par de figuras, creo que con paciencia y práctica puedo llegar a conseguir plasmar con mayor fidelidad esa imagen mental de la que parto. Por que hasta ahora partí de una idea inicial pero a medida que fui modelando la arcilla fui ignorándola, abandonándome al azar del movimiento de las manos, del capricho de las formas que surgían al ir trabajando el material. Así que el resultado final se aleja mucho de la intención original, aunque no estoy descontento en absoluto.

Esta es la primera figura que realicé con arcilla polimérica, mide unos 15cm de altura (20cm con el hacha), y un par de meses más tarde me decidí a pintarla.

Ogro de las montañas


Y esta es la segunda y a la que más horas he dedicado. La figura de un monstruo, de un tamaño parecido al ogro anterior, cuya forma fue surgiendo improvisadamente.

Tarrasque - distintos ángulos -


Tengo intención de seguir por este camino, lástima que disponga de poco tiempo para seguir practicando y dedicándole horas a este hobby. Bueno, el tiempo dirá.

viernes, 1 de mayo de 2009

Fly away from here

Ayer fue uno de esos días grises, húmedos y lúgubres. El cristal vibraba con el ralentí del motor del autobús, que emitía un rumor grave que cosquilleaba desde la planta de los pies, como la respiración de un viejo gigante adormecido, a la espera del momento preciso para continuar la ruta. La lluvia golpeaba silenciosa en la ventana, distorsionando la visión de una ciudad bulliciosa, sucia y egoísta, tan gris y oscura como el cielo que la cubría.

Los cinco minutos que cada día el autobus pasa detenido en esa parada, a la espera de gente rezagada que aparece corriendo por la boca de metro como si fuese escupida de las entrañas de la tierra, se hacen siempre interminables, sin un paisaje que se deslice por la ventana, fugaces imágenes que pasen sin ser vistas mientras la mente se filtra, evasiva, más allá del cristal del autobús. En esa espera me encontraba, con la mirada fija en el asfalto, cabeza apoyada en el cristal, subiendo más el volumen del reproductor para evitar que la del bombo -mujer sesentona de cháchara inagotable, voz estridente y regulador de tono atascado en su posición máxima, record guiness en ponerte la cabeza como un bombo- me estropease "Fly away from here", en la que Steven Tayler iba desgranando verso a verso una historia de nuevos comienzos:

We'll just fly away from here
Our hopes and dreams are out there somewhere ...

Que pedazo de canción. Y la otra a grito pelado. El ambiente estaba cargado, olía a humedad, sudor y mala leche. Caras largas, cansadas, hastiadas de la rutina diaria, del trabajo, de caer en la cuenta de que encima tenían que estar agradecidos por tener uno. Desvié de nuevo la vista al exterior, pensando en como cada día odio más a la gente, a esa marea gris en la que uno tiene que navegar capeando el temporal como buenamente puede. A media docena de metros un autocar repleto de chavales, ya acomodados en sus asientos, ultimaba preparativos para algún tipo de viaje. Subí instintivamente el volumen del reproductor al pensar en el jaleo que tendría que reinar allí dentro. Pero después de un rato observando me di cuenta de que esos chicos se comportaban de forma extraña. Algunos no se movían en absoluto, mirada perdida, mente ausente. Otros se balanceaban adelante y atrás mecánicamente. Unos pocos reían mientras miraban al techo, viendo en él algo que se escapaba a la percepción de los demás. Sus rostros se dibujaban extraños en el cristal perlado por la lluvia, como si sus deficiencias mentales hubiesen dejado profunda huella también en su físico.

De pronto entre ellos apareció una monitora joven, pelo recogido en una amalgama de rastas y una anchísima sonrisa en el rostro. Se acercó a una niña que, con la cabeza pegada al cristal como yo, se mantenía completamente inmóvil y ausente. La monitora entonces le dijo algo a la niña con una dulzura tal, que fue como si un pequeño rayo de luz se hubiera abierto paso a través de las nubes. Lástima, pensé, que esa niña se hallase aislada en su mundo, siempre ausente, perdida en un lugar donde el transcurrir del mundo exterior le era indiferente. Me perdonaréis mi ignorancia sobre el tema, pero estaba convencido de que esa niña autista estaba muy lejos de ese autocar. Pero para mi sorpresa un atisbo de sonrisa asomó en su boca entreabierta. Y cuando de nuevo la monitora le dijo algo -dame un beso leí en sus labios-, la niña se giró lentamente, como si mover su cuerpo le costase el rescate de un rey, y acabando de esbozar una sonrisa acercó sus labios a la mejilla de la monitora, despacio, hasta apenas rozarla.

Entonces por un momento tuve la tentación de salir de allí y correr hasta donde estaba la chica de las rastas, para acercame a ella, cogerle el rostro entre las manos y plantarle un beso en los morros, muack, y decirle antes de que me cruzase la cara y me echasen a patadas del autocar: Gracias.