miércoles, 15 de julio de 2009

El tiempo es oro

Últimamente ando muy desconectado de todo, pero no es una ausencia deliberada o voluntaria. Es una simple cuestión de falta de tiempo. Estas últimas semanas, entre otras cosas, ando liado con un curso de modelaje en arcilla polimérica. Cuando salgo del trabajo voy corriendo como alma que lleva el diablo para llegar a tiempo a las clases, y no vuelvo a casa hasta la noche.

Como llega un punto que no puedes arañarle más horas al sueño nocturno para no desfallecer a medida que avanza la semana, pues te encuentras con que el día es demasiado corto. Demasiadas cosas para hacer, demasiadas cosas por aprender, por practicar. La cola de espera es larga, y día a día se incorporan nuevas ideas, nuevos proyectos, la mayoría de los cuales no verán la luz por no llegar jamás su turno. El tiempo es oro, dicen. Y una mierda. Más bien el oro es tiempo. Anda que no me darían de si esas 9 horas que no tendría que perder en el trabajo.

En fin, que me voy por las ramas, como siempre. Volviendo a lo del curso, la verdad es que me ha abierto los ojos a la inmensa complejidad que envuelve este arte. Ahora veo con una frustrante claridad que lo poco que había modelado hasta ahora es poco más que una pelota de arcilla con patas. La pena es que en el mes que durará el curso no podremos dar ni una ínfima parte de todo lo que tendríamos que aprender para modelar algo digno de mención. Todo será cuestión de, después del curso, dedicarle horas, horas y más horas a fracasar una y otra vez hasta obtener algo potable. Anda, que curioso, tiempo. Justo lo que no tengo.