
Me la llevé puesta al Polymer Play Days de Nottingham para ver qué reacciones suscitaba. A mi particularmente se me hacía raro llevarla colgada, pero como nunca suelo llevar nada lo achaqué a la falta de costumbre.
La reacción de la gente fue muy positiva, por lo que al final decidí donar la pieza para la subasta que se realizó el último día para recaudar fondos para las asociación contra el cáncer MacMillan. Mis amigos de Madrid Natalia y Dani finalmente se llevaron la gárgola tras pujar muy generosamente por ella (más de lo que yo habría esperado), así que puedo concluir que el experimento de la gárgola ha sido un éxito desde el principio hasta el final. Tendré que probar más en esa dirección.